Me quedé pegado a tu recuerdo inútil,
a la imagen insensata y áspera de lo que alguna vez fuiste,
mito, leyenda, historias fantasiosas, en eso te convertiste.
La realidad sobre tu existencia ha cambiado,
de mi no sos más que frustración
y palabras banales, juramentos rotos,
promesas fallidas de lo que alguna vez soñó el alma enamorada,
nombres al aire cuyo "y" de por medio se ha desvanecido
tiempo que se va sin irse, jeroglíficos atrofiados
y reflejos tristemente nítidos en el alcohol.
Demencia, apodérate de mi,
permíteme que olvide su rostro y su voz.
