El céfiro baladí del entretiempo arranco tu risa,
el impetuoso sello de tu tez quemando la mía;
La podredumbre disipo las luciérnagas en tus ojos,
De ti solo quedan las llagas de tus lágrimas en mi boca,
Mientras en un grito gutural y un abrazo eterno recuerdo…
que tú prometías no dejarme
¡mentiste!
¡mentiste!
Norisa Corme, La Veuve
A los muertos y aquellos seres que ya no podemos tener cerca.