Cayo del cielo una perla
tan gris la perla como las nubes
que cargadas de lluvia traen la tormenta.
Y como esas nubes
venía la tormenta de tu presencia.
Y como los truenos
caiste sobre la tierra
aún como una criatura indefensa.
Y entre destellos
comenzó a oírse tu llanto.
Y entre relampagos
me llamaban tus quejidos
buscando proteccion.
Y me deje seducir por tu mirada enternecida;
y me deje comandar por tus gestos y algarabias.
Y fui así un tiempo tu esclavo
y fuiste asi un tiempo mi amo.
Y fuimos así un tiempo
un par de necesitados:
vos de mi presencia para alabarte
y yo de un libertador q me desatara.
Y entre leña quemada aprendí a vivir,
y la música sacra llegaba a mi
como si fuera señal de los dioses
tratando de despojarte de mi presencia.
Y llego un día un ángel blanco
que con la perla gris quiso luchar.
Y me llevo tan lejos como pudo
tan lejos q supero el horizonte
y cruzamos esa linea entre el mundo y el mas allá.
Y mas allá del horizonte me mostró la libertad,
y mas allá del horizonte me enseño a soñar.
Y mas q leña quemada
me quiso dar el fuego.
Y mas q ser su esclavo
me permitio ser su allegado.
Y mas q ser mi amo se permitio ser mi compañía.
Y ahora la perla gris
vencida por el tiempo y la ira
se deshace en el fondo del mar.
Y el ángel blanco en sus alas me envuelve
y me hace sentir el calor del cariño,
y entre sus ropas me mese en las noches
y entre sus cantos me arruya como un niño.
Luises Pérez